Un día en Venus…contigo

Un día en Venus…contigo

Claro que contigo,
¿con quién más?

Derretirme en tu piel,
fundirme en tus labios,
pedir bandera blanca
para rendirme en ti.

Verte a los ojos
sin decir nada,
pero diciéndolo todo.

Sentirte desde lo lejos,
sentirme contigo.
Abrazarme a ti
como se abrazan las parejas
en un aeropuerto.

Pintarte como da Vinci
pintó a la Gioconda,
hacerte poemas
en colaboración
de Lorca y Benedetti.

Acabarme los versos
más hermosos que puedan existir
hasta tener que inventar un idioma
para nombrarte.
La Torre de Babel
quedaría agradecida.

Explicar que no hay otro dios
en este planeta
que tu existencia.
“Guárdate el alma” —exclamó Belcebú—
y este quedaría bendito.

Adán y Eva
quedarían atónitos
de las manzanas
que necesitaríamos
en un solo día aquí.

Perdernos en lo más recóndito
hasta no saber regresar.
El calor de Venus
quedaría sin palabras
ante dos cuerpos
enamorados.

Ven, abrázame
y deja el otro cachete para después,
que tenemos 117 días
para volver a ver el sol.

La noche nunca empieza
y nunca acaba.
El famoso “la noche es joven”
nunca fue tan cierto.

Que nunca te falte un rayo de luz
porque nosotros la generamos.
Y si la luna brilla más que nosotros
es porque en otra vida
tú y yo estuvimos ahí
por más tiempo.

Vamos,
que estamos en el planeta del amor.
Vamos,
que Afrodita nos espera.

Vamos,
que cuando regresemos
solo nos arrepentiremos
de lo que no pudimos hacer.

Qué belleza ver la Tierra
antes de que nos vean a nosotros:
es como dormir contigo
y despertar al tirón
para volver a apreciarte en la mañana.

Y por si no lo he dicho:
243 días en el planeta
son un solo día aquí en el paraíso,
en Venus.
Y claro está:
es contigo.