La nona

La Nona

De corazón valiente, rizos de luz, y hasta el hueso de amor,
ojitos azules llenos de sabiduría,
con una cama vacía desde hace unos días.

El amor que no alcanzó a darnos él,
hoy tú lo entregas con la mejor ley:
besos y abrazos de sobra,
caricias que regresan el tiempo,
cartas a Dios que ella pelea.

Arrugas sin justificación,
la sobreviviente de toda lesión,
y una cama con historias por montón.

A tus 70 y dieciséis la juventud te luce,
desde donde estés la fiesta nunca te discute,
y vaya que todos te persiguen
en tu andadera que muy bien te luce.

La terquedad no sabía de límites hasta que llegó tu nombre,
la vida cambia de color como tornasol cuando me pego a ti,
para darte un poco de mi amor.

El trabajo, tu mejor pasión;
damas y caballeros, los egresados de tu educación,
un legado que no deja de parar,
y mucha vida por cosechar:
mujeres que se mueren por amar,
hombres que entregan hasta lo que no hay.

Hoy te prometemos amor eterno,
que la sangre corra y la vida no se detenga.