El síndrome de la bata blanca
Descripción de la publicación.
10/4/20251 min read
El síndrome de la bata blanca
-Bisturí-
-Paciente en camilla-
Javier sin saber qué hacer,
pero vaya que le salía excelente partir la noche con este.
Los quirófanos eran salones de baile
donde recuperaba sus largos bostezos por las fatigas del descanso.
Las enfermeras, Venus de Milo con brazos,
mismos que Javier nunca supo tomar.
El síndrome de la bata blanca se lo quedaba para él;
las filipinas le detonaban la adrenalina.
El brazo más querido por todas las jeringas,
pero este les daba la media vuelta.
Siempre con una persecución de cuarto blanco
por no saber vivir con límites.
Un examen que nunca presentó,
y la especialidad en desistir con mención honorífica, obtuvo.
Al doctor Javier le empezaron a gustar los clásicos rojos carmesí,
los caballos a galope
y la pasión por que el sol entrara por tu cabeza.
No sabía de genética,
ya que en su casa se quedaron sin tinta,
pero le apasionaba la velocidad misma
que habitaba en su hogar.
Hoy, el doctor solo atiende pacientes no enfermos
y trata heridas de esas que vienen
en el primer o último ron.