Como dice el poeta

Como dice el poeta

Permanente,
tinta a corazón.

Tus ojos que marcaban todo el amor
me hicieron llorar más de una vez, corazón.

Me empapaste las sábanas,
me llenaste de pasión;
desconocidos del todo conocidos,
gritándonos a pulmón
aquello que las paredes
reirían de nuestras noches de conversación.

Me consuelas,
me llenas,
me besas, corazón.

Corazón, corazón, corazón.

La misma estación que nos dejó
hoy nos separa en dos rumbos distintos del amor.

Maldita aquella mañana cuando vi tu piel brillar,
tus ojos abrir,
tu mar de pelirrojo sobre mi almohada,
y tu mano escandalosa sobre mi pecho por volver a amar.

Las manecillas de mi corazón
se detienen,
tienen miedo de volver a girar,
de aventar las llaves de la puerta a otro mar,
a otro latente que no quiero tocar,
y de nuevo a encontrarte por las noches,
cuando mis ojos están cerrados
y mis manos acarician nada más que un par de plumas,
nada más que la humedad que me deja un sueño,
y no un cuerpo.

De golpes a la puerta,
al corazón,
corazón, corazón, corazón.

Hoy solo muerdo lo que dejaste en mí,
cambia tu cuerpo,
cambia tu nombre,
cambia tu corazón,

Corazón, corazón, corazón.

No es tu culpa,
solo de la persona que se llevó mi corazón,
corazón, corazón, corazón.

No es tu culpa, mi amor,
es de mí que no sé dónde dejé…
mi corazón.
Corazón, corazón, corazón.