Carta a mi maestra

Descripción de la publicación.

10/4/20251 min read

photo of white staircase
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Carta a mi maestra

Yo, tu alumno;
tú, mi maestra.

Nos encontramos un día de copas,
blusa blanca,
ojos color mar.

Tú del norte,
yo un pobre iluso
de la ciudad del amor.

Entre tragos y risas
tus arrugas delataron
tu sobre de confianza;
en mi media risa
y voz temblorosa
se notaba mi falta de canas.

En una escapada al baño
me jugué un trato con el diablo:
“hoy comparte infierno conmigo mismo”.

Al volver,
al punto donde las miradas
no tan inocentes
y el choque de culturas
se disputaban una guerra,
ya no estabas.

Danzabas palabras
con otra persona.
Un golpe al ego
nunca está de más.

Triste y marchito
le encontré sentido
a cada verso de poesía.

Por azares del destino
viniste a mí
como un enamorado
persigue el verano;
y yo no tuve de otra
más que ser tu Abril,
tu primavera.

Y vaya que el diablo
cumplió lo prometido esa noche:
la blusa blanca
tornó a una especie de lencería
que me dejó sin acto ni palabras.

¿Cómo es que Dios
puede ser creador de tal
y nunca pedir siquiera perdón?

Raspamos la cama
como un avión en plena picada,
nos besamos despacio,
tan despacio
que el sol nos encontró.

Tú, mi Gioconda;
yo, tu aventura.

Dejé de seguir tus pasos de baile
cuando la confianza
me chocó como tren sin frenos.

Ahí te pude ver desde arriba
y sentirme dueño del universo.

El maestro hace al alumno
y el alumno al maestro.

Y con un simple beso de despedida,
donde todos los pájaros
nos componían un recital,
seguí mi camino
y abordé el taxi
con destino
a un “nunca más”.